El aire acondicionado es uno de los grandes aliados en los meses de calor, pero también uno de los equipos que más incrementan la factura eléctrica si no se utiliza de forma adecuada. Por eso, si buscas reducir el consumo de aire acondicionado sin renunciar al confort, el primer paso es aprender a usarlo de forma eficiente. Con pequeños cambios de hábito, puedes conseguir un ahorro notable mes a mes.
Cómo reducir el consumo de aire acondicionado con un buen uso
A continuación, te mostramos cinco prácticas sencillas que puedes aplicar desde hoy mismo para reducir el gasto sin perder frescura en casa.
1. Mantén el termostato entre 24 y 26 °C
Uno de los errores más comunes al usar el aire acondicionado es ajustar el termostato a temperaturas excesivamente bajas. Muchas personas, al llegar a casa, lo ponen a 19 °C pensando que así enfriarán la estancia más rápido. Sin embargo, eso solo provoca un sobreesfuerzo del sistema, mayor consumo eléctrico y una sensación térmica incómoda. Así que si quieres reducir el consumo de aire acondicionado, ten presente esta advertencia.
Los expertos coinciden en que la temperatura ideal para climatizar una estancia en verano se sitúa entre los 24 y 26 °C. Esta franja permite mantener el confort térmico sin forzar el aparato, y además contribuye a mantener una humedad adecuada en el ambiente.
Además, recuerda una regla de oro: la diferencia entre la temperatura interior y la exterior nunca debería superar los 12 grados. Si en la calle hay 36 °C, no es recomendable bajar de 24 °C dentro de casa.
2. Evita ponerlo por debajo de 18 °C. Incluso cuando quieras enfriar rápido
Cada grado que reduces en el termostato por debajo de los 24 °C puede suponer entre un 7 y un 8 % más de consumo energético, según diversos estudios en eficiencia energética. Si bajas el equipo a 18 °C o menos, estarás obligando al compresor a trabajar al máximo de su capacidad durante más tiempo, lo que dispara tanto el consumo como el desgaste del sistema.
Además, ese exceso de frío no es saludable para el organismo: puede provocar molestias respiratorias, sequedad de mucosas o incluso resfriados en plena ola de calor.
Por tanto, si realmente deseas reducir el consumo de aire acondicionado, evita usarlo como si fuera un congelador. La climatización debe ser gradual, equilibrada y razonable.
3. No apagues y enciendas el equipo continuamente
Muchas personas creen que apagar el aire acondicionado cuando salen brevemente de la habitación o abrir una ventana “para que se ventile” ayuda a ahorrar. Sin embargo, encender y apagar el equipo con frecuencia genera picos de consumo innecesarios.
Al volver a encenderse, el aparato necesita alcanzar la temperatura programada rápidamente, y para ello pone en marcha el compresor a máxima potencia. Esto no solo consume más energía, sino que también acorta la vida útil del sistema.
La mejor estrategia, si vas a permanecer en casa, es mantener una temperatura constante. De esta forma, el equipo funciona de forma más estable, evitando grandes esfuerzos y reduciendo la demanda energética acumulada.
En cambio, si vas a estar fuera varias horas, sí conviene apagarlo del todo para evitar un gasto continuo.
4. Utiliza el modo ECO y el modo Sleep
Muchos equipos de aire acondicionado incorporan modos de funcionamiento pensados específicamente para reducir el consumo sin afectar demasiado al rendimiento. Los más habituales son el modo ECO y el modo Sleep.
- Modo ECO: regula el funcionamiento del compresor y del ventilador para mantener la temperatura con el menor gasto posible. Ideal para momentos del día en los que no se necesita máxima potencia, como al amanecer o al atardecer.
- Modo Sleep: diseñado para la noche, este modo ajusta automáticamente la temperatura y la velocidad del ventilador de forma gradual, garantizando un sueño confortable sin derroche energético.
Usar estos modos puede suponer hasta un 30 % de ahorro en tu factura eléctrica, sobre todo si el equipo se usa muchas horas al día. Además, al reducir la carga de trabajo, se alarga la vida útil del aparato.
5. Enfría la estancia de forma progresiva
Otra medida sencilla para reducir el consumo de aire acondicionado es evitar enfriar la estancia de golpe. Al encender el equipo, muchos usuarios caen en la tentación de poner la temperatura al mínimo con la esperanza de conseguir resultados inmediatos. Pero esta práctica solo genera un pico de consumo muy elevado sin aportar una refrigeración más rápida.
Lo ideal es encender el equipo unos minutos antes de ocupar la habitación y permitir que la temperatura descienda de forma natural. De este modo, se evitan los sobreesfuerzos del sistema y el ambiente se mantiene estable y confortable por más tiempo.
También ayuda mantener las puertas y ventanas cerradas, bajar persianas o cortinas y no exponer directamente el interior al sol mientras el equipo está en funcionamiento.
Elegir el equipo adecuado también ayuda a reducir el consumo
Además de usar el aire acondicionado de forma responsable, es fundamental contar con un equipo que consuma lo justo. Muchas veces se pasa por alto que la propia elección del aparato tiene un impacto directo en la factura eléctrica. Por eso, si estás pensando en instalar uno nuevo o sustituir el que ya tienes, conviene tener en cuenta varios factores técnicos. Elegir bien es una de las formas más efectivas de reducir el consumo de aire acondicionado desde el primer día.
6. Apuesta por modelos con etiqueta energética A o B
La etiqueta energética es una herramienta esencial para saber cuánto consume un electrodoméstico. En el caso del aire acondicionado, los modelos con clasificación A o B pueden suponer un ahorro de hasta el 40 % respecto a otros menos eficientes (como los de categoría E, F o G).
Aunque los aparatos más eficientes suelen tener un coste inicial algo más elevado, esa diferencia se compensa rápidamente en forma de menor consumo eléctrico. En muy pocos meses, la inversión se amortiza con el ahorro acumulado.
Además, la Unión Europea obliga a los fabricantes a mostrar esta información de forma clara, por lo que no es necesario ser técnico para hacer una elección inteligente. Solo tienes que revisar la etiqueta antes de comprar.
7. Elige tecnología inverter para mayor eficiencia
Una de las decisiones más importantes al adquirir un equipo es si optar por un aire acondicionado convencional o un modelo con tecnología inverter. Esta tecnología permite que el compresor funcione de forma continua, pero regulando su potencia en función de la temperatura real de la estancia.
La diferencia es notable: mientras que un sistema tradicional enciende y apaga el compresor constantemente —lo que genera picos de consumo—, el sistema inverter mantiene una velocidad constante y estable, lo que se traduce en menos esfuerzo y menos gasto energético.
Según diversas estimaciones, un aire acondicionado inverter puede ahorrar hasta un 30 % de energía frente a uno sin esta tecnología. Además, estos equipos son más silenciosos, duran más y ofrecen un confort térmico más uniforme.
8. Opta por equipos con unidad exterior
Aunque hay modelos compactos que integran todos los componentes en una sola unidad, los sistemas de aire acondicionado con unidad exterior separada suelen ser mucho más eficientes.
Esto se debe a que el compresor y el condensador, que generan calor, están fuera de la vivienda, lo que facilita una mejor disipación térmica. De este modo, el sistema trabaja con menos esfuerzo y se reduce el consumo energético global.
Además, los equipos partidos (split) ofrecen más opciones de potencia, eficiencia y tecnología avanzada que los modelos compactos, lo que también facilita ajustar la elección a las necesidades reales de cada usuario.
9. Ajusta la potencia del aparato al tamaño del espacio
Un error habitual que puede arruinar cualquier intento por reducir el consumo de aire acondicionado es comprar un equipo sin tener en cuenta la potencia necesaria. Tanto si el aparato es demasiado potente como si se queda corto, el consumo será mayor del necesario.
Un equipo con poca potencia se forzará continuamente para alcanzar la temperatura deseada, lo que aumenta el desgaste y el gasto. Por el contrario, uno demasiado grande enfría rápido pero no trabaja de forma eficiente, ya que tiene ciclos de encendido y apagado muy frecuentes.
Por eso, antes de comprar, es clave calcular las frigorías necesarias según los metros cuadrados de la estancia, la orientación, el nivel de aislamiento y las condiciones climáticas. Como referencia general, se suelen necesitar entre 100 y 140 frigorías por metro cuadrado, aunque cada caso debe valorarse individualmente.
El mantenimiento es clave para reducir el consumo de aire acondicionado
No basta con usar bien el aire acondicionado o elegir un modelo eficiente. Para reducir el consumo de aire acondicionado a largo plazo, es fundamental hacer un buen mantenimiento del equipo. Un sistema en mal estado no solo enfría peor, sino que consume más energía y puede averiarse antes de tiempo. Aquí van tres acciones clave que puedes aplicar desde ya.
10. Limpia los filtros del aire acondicionado al menos una vez al año
Los filtros son los encargados de retener polvo, polen y otras partículas presentes en el aire. Con el uso, estos filtros se obstruyen, lo que dificulta el paso del aire y obliga al aparato a trabajar con más intensidad para alcanzar la temperatura deseada.
Esta sobrecarga no solo incrementa el consumo eléctrico, sino que reduce la eficiencia del sistema y puede afectar a la calidad del aire interior. Para evitarlo, basta con realizar una limpieza de filtros cada cierto tiempo. Lo ideal es que los limpies al menosuna vez al año antes del verano, o incluso con mayor frecuencia si vives en zonas con mucho polvo o si hay mascotas en casa.
11. Revisa el estado general del sistema para evitar averías
Un equipo con piezas desgastadas, conexiones flojas o sin el nivel correcto de gas refrigerante puede seguir funcionando… pero a costa de un mayor consumo. Realizar revisiones periódicas permite detectar pequeños fallos antes de que se conviertan en averías mayores.
Una inspección técnica sencilla puede ayudarte a mantener el sistema en condiciones óptimas y evitar consumos innecesarios provocados por un mal funcionamiento interno.
12. Baja persianas y cierra puertas para conservar el frío
Pequeños gestos como cerrar puertas entre estancias y bajar persianas o cortinas en las horas de más sol ayudan a mantener la temperatura interior. Esto reduce el tiempo que el aire acondicionado necesita estar encendido, disminuyendo el consumo de forma directa y sin esfuerzo adicional.
Optimiza tu consumo energético con hábitos inteligentes
Además de elegir bien el equipo y cuidarlo, también puedes reducir el consumo de aire acondicionado adoptando hábitos diarios más eficientes.
13. Consulta los horarios más baratos de la luz
Uno de los hábitos más útiles es consultar los horarios con la tarifa eléctrica más baja.
Si tienes una tarifa con discriminación horaria, utilizar el aire en las horas valle puede marcar una gran diferencia en tu factura. Ajustar el uso del aparato a esos tramos te permite aprovechar el mismo rendimiento con menor coste energético.
Además, combinar este hábito con otros consejos —como programar el encendido, usar el modo Sleep o ventilar en las horas más frescas— te permitirá mantener una temperatura confortable sin disparar el gasto eléctrico.
Pequeños cambios en tu rutina pueden tener un impacto importante a final de mes, sin necesidad de hacer grandes inversiones ni renunciar al confort.