El mal olor en el aire acondicionado es un problema frecuente tanto en viviendas como en oficinas. No solo resulta molesto, sino que puede generar malestar si no se sabe por qué ocurre o cómo solucionarlo. Afortunadamente, en la mayoría de los casos no se trata de una avería grave, sino de un problema de mantenimiento, higiene o instalación.
En este artículo explicamos por qué aparece el mal olor en el aire acondicionado, cuáles son sus causas más comunes, qué puedes hacer tú mismo y cuándo conviene llamar al servicio técnico especializado en aire acondicionado.
Por qué aparece el mal olor en el aire acondicionado
Cuando notamos mal olor en el aire acondicionado, la causa suele estar en la acumulación de suciedad, bacterias o humedad en diferentes partes del equipo. El aire que circula por el sistema pasa por filtros, bandejas y conductos que, si no están limpios, se convierten en focos de malos olores.
También es frecuente que el mal olor en el aire acondicionado tenga su origen en el entorno: si el aire absorbido ya está contaminado con humo, olores de cocina o basura, estos se redistribuyen por toda la estancia al poner en marcha el aparato.
El problema puede intensificarse si el equipo lleva meses sin usarse o si no se ha revisado el sistema de drenaje. La buena noticia es que, salvo excepciones, el mal olor en el aire acondicionado tiene solución si se identifican las causas correctamente.
Las 8 causas más comunes del mal olor en el aire acondicionado
1. Filtros de aire sucios o saturados
Una de las principales causas del mal olor en el aire acondicionado es la suciedad acumulada en los filtros. Estos componentes retienen polvo, polen y otras partículas del ambiente. Si no se limpian con frecuencia, se humedecen y permiten la proliferación de hongos y bacterias.
Solución orientativa: Retira los filtros y límpialos con agua y jabón neutro. Déjalos secar completamente antes de colocarlos de nuevo. Si están dañados o demasiado sucios, sustitúyelos. Si el mal olor en el aire acondicionado persiste tras la limpieza, consulta con un técnico.
2. Acumulación de suciedad en el ventilador interior
Otra causa habitual del mal olor en el aire acondicionado es la suciedad acumulada en el ventilador de la unidad interior. Este componente mueve el aire y puede acumular polvo, pelusas y humedad si no se hace un mantenimiento periódico.
Solución orientativa: La limpieza del ventilador debe realizarla un profesional, ya que requiere desmontaje y productos específicos. Si detectas mal olor en el aire acondicionado al encenderlo, esta puede ser la causa.
3. Humedad estancada en la bandeja de condensados
Durante su funcionamiento, el aire acondicionado genera condensación. Esa agua se recoge en una bandeja que debe vaciarse correctamente a través del desagüe. Si se estanca, puede originar bacterias y moho, responsables del mal olor en el aire acondicionado.
Solución orientativa: Revisa que la bandeja esté limpia y el drenaje funcione bien. Si hay agua retenida o mal olor persistente, contacta con un técnico para una limpieza profesional.
4. Obstrucción o mala inclinación del desagüe
El desagüe es esencial para evacuar la humedad. Si está mal instalado o presenta una obstrucción, el agua se acumula y aparece el mal olor en el aire acondicionado por descomposición orgánica.
Solución orientativa: Verifica que el tubo tenga pendiente suficiente y no esté doblado o bloqueado. Si el problema persiste, un técnico puede revisar toda la línea de evacuación.
5. Contaminación del aire absorbido (tabaco, cocina, basura…)
Una causa poco conocida pero frecuente del mal olor en el aire acondicionado es el propio ambiente donde se encuentra el equipo. Si en la estancia hay humo de tabaco, restos de comida o basura, el sistema absorbe ese aire y lo redistribuye al enfriar.
Solución orientativa: Evita fumar o cocinar sin extractor cerca del split. Ventila bien antes de encender el equipo. Si el olor persiste, revisa el estado de los filtros y el ventilador.
6. Bacterias y hongos tras un periodo sin uso
Cuando el aire acondicionado pasa mucho tiempo apagado, sobre todo en invierno, puede retener humedad interna. Esa humedad favorece la aparición de bacterias y hongos, que generan un mal olor en el aire acondicionado al volver a ponerlo en marcha.
Solución orientativa: Es recomendable encender el aire una vez al mes aunque no se necesite. Si el olor es intenso al inicio de temporada, conviene hacer una limpieza interna o contactar con un técnico especializado.
7. Suciedad en el intercambiador de calor
El intercambiador de calor es una pieza clave para enfriar el aire. Si no se limpia regularmente, acumula polvo y restos orgánicos que, al mezclarse con la humedad, generan mal olor en el aire acondicionado al poco de encenderlo.
Solución orientativa: Este componente requiere productos específicos y desmontaje parcial, por lo que es mejor dejar su limpieza en manos de un profesional.
8. Instalación incorrecta del tubo de drenaje
Un tubo de drenaje mal colocado (por ejemplo, sin pendiente o conectado a un recipiente sin limpieza) puede provocar retorno de olores al sistema. Este fallo es más común de lo que parece y puede ser el origen del mal olor en el aire acondicionado incluso en equipos nuevos.
Solución orientativa: Siempre que sea posible, conecta el tubo a un desagüe permanente. Si no es viable, vacía el recipiente regularmente y desinféctalo. Ante dudas, lo ideal es que lo revise un técnico instalador.
¿Y si es un aire acondicionado nuevo?
Un aire nuevo no debería presentar mal olor bajo ningún concepto. Si lo hace desde el primer uso, pueden existir restos de embalaje dentro del aparato, defectos de fábrica o errores en la instalación del drenaje.
Tabla práctica: tipo de olor, causa probable y solución orientativa
Tipo de olor
Causa probable
Solución recomendada
Olor a humedad o moho
Filtros sucios, agua en bandeja
Limpieza de filtros y revisión del drenaje
Olor agrio o ácido
Bacterias por humedad estancada
Desinfección interna por técnico especializado
Olor a tabaco o cocina
Aire ambiente contaminado
Mejor ventilación y limpieza del entorno
Olor fuerte al encenderlo
Aparato sin uso prolongado
Encender 10 min/mes todo el año
Olor plástico o químico
Embalajes internos, instalación reciente
Retirar restos y ventilar bien la estancia
Cómo prevenir el mal olor en el aire acondicionado
Evitar el mal olor en el aire acondicionado es fácil si se siguen unas pautas de uso y mantenimiento básico:
Limpia los filtros cada 2 o 3 semanas en verano o si usas el equipo a diario.
Verifica el desagüe regularmente para que el agua no se acumule en la bandeja.
No fumes, cocines ni almacenes basura cerca de la unidad interior.
Ventila bien la habitación antes de encender el aire, sobre todo si ha estado cerrada.
Enciende el aparato una vez al mes durante los meses fríos para evitar la formación de hongos.
Haz una revisión profesional anual, especialmente si tu equipo tiene varios años o ha estado sin mantenimiento.
¿Mal olor en el aire acondicionado? Contacta con Técnico oficial
Si después de limpiar filtros y revisar el desagüe el mal olor en el aire acondicionado no desaparece, probablemente hay suciedad en zonas internas o un fallo en la instalación. No lo dejes pasar: un olor persistente no solo es molesto, también puede afectar a tu salud y al funcionamiento del equipo.
Nuestros técnicos pueden revisar tu equipo a domicilio, realizamos limpiezas profundas y solucionamos cualquier incidencia con total garantía. Actuamos en viviendas y oficinas, adaptándonos a todo tipo de instalaciones.
Pide tu cita y vuelve a disfrutar del aire limpio y sin olores.
Cuando el aire acondicionado deja de enfriar como antes, una de las primeras preguntas que surgen es si hace falta recargar el gas del aire acondicionado. Aunque no siempre es la causa, la falta de refrigerante por una fuga puede afectar gravemente el rendimiento del equipo y aumentar el consumo energético. En este artículo te explicamos cómo saber si tu equipo necesita una recarga de gas, qué síntomas debes vigilar y por qué es importante actuar a tiempo.
¿Es normal tener que recargar el gas del aire acondicionado?
En condiciones normales, no es necesario recargar el gas del aire acondicionado durante toda su vida útil. El sistema funciona en un circuito cerrado: el refrigerante se comprime, se expande y vuelve a circular sin consumirse. No se “gasta” con el uso como si fuera combustible.
Sin embargo, si hay una fuga en alguna parte del circuito —ya sea por mala instalación, desgaste o corrosión— el gas se escapa y el equipo pierde eficiencia. En ese caso, sí será necesario reparar la fuga y luego recargar el gas.
Cómo saber si falta gas: síntomas frecuentes
A continuación, te detallamos las señales más comunes que indican que podría ser necesario recargar el gas del aire acondicionado:
El aire no enfría como antes
Es la señal más evidente de que necesitas recargar el gas del aire acondicionado. Si el equipo sigue funcionando pero el aire que sale es tibio o no consigue bajar la temperatura de la estancia, puede que el nivel de refrigerante sea insuficiente para realizar el ciclo correctamente.
El compresor se enciende y apaga más de lo normal
Cuando hay poco gas en el sistema, el compresor se esfuerza más, se sobrecalienta y se apaga por seguridad. Esto provoca ciclos muy cortos e ineficientes que no enfrían ni calientan adecuadamente.
El equipo hace ruidos extraños o burbujeantes
Si oyes ruidos extraños en el aire acondicionado como burbujeos al arrancar o durante el funcionamiento, puede ser señal de que el gas circula con aire o que hay muy poca cantidad. Estos sonidos no son normales y deben revisarse.
Aparecen olores desagradables o sensación de humedad
La baja refrigeración puede generar condensación en exceso y favorecer la proliferación de bacterias. Si notas un olor raro o a humedad cuando enciendes el equipo, conviene revisar el sistema.
Las tuberías exteriores tienen escarcha o condensación anormal
Una baja presión de gas puede provocar que los tubos exteriores se congelen o generen escarcha. Esto es una clara señal de mal funcionamiento por falta de refrigerante.
La factura eléctrica ha subido sin explicación
Cuando el aire acondicionado no rinde como debería, trabaja más horas para alcanzar la temperatura deseada. Eso dispara el consumo de electricidad. Una revisión del gas puede ser la clave para recuperar la eficiencia.
Tabla práctica: señales y posibles causas
Síntoma
Posible causa
¿Indica recarga?
Aire no enfría
Fuga de gas o fallo del compresor
Sí, si hay fuga confirmada
Aire tibio al salir
Baja presión de gas refrigerante
Sí
Tuberías congeladas
Poca cantidad de gas o ventilación obstruida
Posiblemente
Consumo eléctrico elevado
Funcionamiento prolongado por baja eficiencia
Sí, si se confirma fuga
Ruidos extraños al encender
Burbujeo típico por baja carga de refrigerante
Sí
Mal olor o sensación de humedad
Baja refrigeración favorece bacterias
Sí, con mantenimiento
¿Cuánto cuesta recargar el gas del aire acondicionado?
El precio depende del tipo de gas, la cantidad y el servicio técnico. De forma orientativa:
R410A: entre 100 y 200 euros (incluyendo mano de obra).
R32: alrededor de 300 a 340 euros, debido a su mayor coste e impuestos.
A esto hay que añadir el impuesto sobre gases fluorados, que se ha incrementado notablemente en los últimos años. Hoy en día, gran parte del coste de la recarga viene determinado por la tasa ambiental, no tanto por la mano de obra.
¿Cuánto dura una carga de gas?
Una carga de gas refrigerante bien realizada y sin fugas dura toda la vida útil del equipo. Si hay que recargar el gas con frecuencia, el problema no es el gas, sino que hay una fuga que no se ha solucionado.
Dependiendo de la gravedad de la fuga y si se repara o no, una recarga puede durar desde unos días hasta varios años. Pero si la fuga persiste, tendrás que volver a recargar, y eso implica más gasto y menos eficiencia.
¿Puedo recargar el gas por mi cuenta?
No intentes recargar el gas del aire acondicionado por tus propios medios nunca. La manipulación de gases refrigerantes está regulada por normativa europea y requiere técnicos certificados y equipos específicos como manómetros, bombas de vacío y detectores de fugas.
Intentar recargar el gas del aire acondicionado sin formación puede:
Dañar el equipo de forma irreversible.
Supone un riesgo para la salud y el medio ambiente.
Es ilegal si no estás autorizado para manipular gases fluorados.
¿Qué hacer si crees que necesitas recargar el gas?
No sigas usando el equipo si notas alguno de los síntomas anteriores.
El estado del compresor, válvulas y placa electrónica.
No aceptes una recarga sin detectar y arreglar antes la fuga. De lo contrario, el problema volverá.
En algunos casos, el equipo no necesita gas, sino que tiene una avería en el ventilador exterior, el condensador, el compresor o incluso la placa electrónica. Un técnico de confianza podrá diferenciarlo.
¿Tu aire acondicionado no enfría? Podemos ayudarte
Nuestros técnicos están certificados para trabajar con gases fluorados, detectan fugas, reparan el circuito y recargan con gas original cumpliendo toda la normativa.
El error E9 en aire acondicionado o aerotermia Daikin es una de las averías más comunes que puede presentarse tanto en viviendas como en locales comerciales. Desde el apagón eléctrico que afectó a gran parte de España a finales de abril, numerosos usuarios han reportado este código en sus equipos. En este artículo te explicamos qué significa exactamente el error E9, cuáles son sus causas habituales y qué pasos puedes seguir para solucionarlo o prevenirlo.
¿Qué indica el error E9 en un aparato Daikin?
El error E9 puede variar ligeramente en función del modelo del equipo, pero suele estar relacionado con alguno de los siguientes problemas:
En equipos hidrónicos o de aerotermia: indica falla en el caudal de agua, provocada por una mala detección del flujo o una avería en el sensor de caudal.
En sistemas con expansión directa: señala una anomalía en la válvula de expansión electrónica (EEV), un componente vital que regula el paso del refrigerante.
En ambos casos, el error provoca que el equipo deje de funcionar, y si se repite tres veces en una hora, requiere un reinicio manual antes de poder volver a operar.
Cómo saber si estás ante un error E9
El código E9 se muestra claramente en el display del equipo interior o en el mando a distancia. En modelos más antiguos, puede detectarse mediante una combinación de luces LED. Otros síntomas que suelen acompañar al error incluyen:
El sistema se detiene completamente sin previo aviso.
La unidad interior responde, pero la exterior no arranca.
No se genera frío ni calor, dependiendo del modo de funcionamiento.
En algunos casos, puede estar relacionado con un rebote de tensión o un corte eléctrico brusco, como el ocurrido recientemente.
Causas habituales del error E9 en equipos Daikin
Según los manuales técnicos y la experiencia de nuestros técnicos, estas son las causas más frecuentes del error E9:
Causa
Explicación
Solución recomendada
Conexión suelta del sensor de caudal
El conmutador de caudal de agua está mal conectado a la placa electrónica
Verificar y fijar correctamente los cables
Caudal de agua insuficiente
Obstrucción, aire en el circuito o válvulas cerradas
Purgar el sistema, limpiar válvulas y revisar la bomba
Sensor de caudal dañado
El sensor no detecta correctamente el paso de agua
Sustituir el conmutador por uno compatible
Falla en la PCB principal (placa)
La placa no recibe o interpreta mal la señal del sensor
Sustituir la PCB si no responde a los tests
Fallo en la válvula de expansión (EEV)
Motor defectuoso, cableado dañado o señal errónea
Revisión completa y posible sustitución de la EEV
Desbordamiento de condensados
Fallo en la bomba o sensor de nivel de agua
Verificar drenaje y bomba de evacuación
Cómo solucionar el error E9 paso a paso
Si tienes ciertos conocimientos técnicos, puedes hacer una primera comprobación segura antes de llamar a un especialista.
1. Comprueba la conexión del conmutador de caudal
Apaga el equipo y desconéctalo de la red eléctrica. Accede a la placa principal (PCB) y asegúrate de que el conmutador de caudal esté correctamente conectado. A veces, tras un corte eléctrico, puede haberse soltado o desajustado.
2. Revisa el caudal de agua
Verifica que no haya aire en el circuito hidráulico. Revisa también las válvulas (que estén abiertas), el estado de las tuberías (sin suciedad ni obstrucciones) y la capacidad de la bomba de agua. Un caudal débil o interrumpido suele ser el origen del error.
3. Inspecciona la válvula de expansión electrónica (EEV)
Si tu sistema utiliza refrigerante en expansión directa, el error E9 puede estar vinculado a un fallo en la válvula EEV. Comprueba el cableado, busca daños físicos y, si es posible, prueba su continuidad con un multímetro.
4. Verifica la PCB
Si el error persiste, la causa puede estar en la placa electrónica. En estos casos, lo más recomendable es contactar con un servicio técnico especializado en climatización que pueda hacer una lectura completa de los errores y, si es necesario, sustituir la placa por una original.
¿Se puede resetear el error E9?
Sí. Si el error se ha producido tres veces en una hora, el sistema entra en modo de protección y necesita ser reiniciado manualmente:
Apaga el aire acondicionado desde el mando.
Desconéctalo de la corriente durante al menos 60 segundos.
Vuelve a conectarlo y espera otros dos minutos antes de encenderlo.
Este procedimiento puede resolver el error si ha sido puntual o provocado por el apagón.
¿Por qué se disparó el error E9 tras el apagón de abril?
El corte eléctrico masivo que afectó a varias zonas de España el pasado abril provocó picos de tensión y reinicios irregulares de muchos sistemas eléctricos. En el caso de los equipos Daikin, esto causó desajustes en la comunicación interna, sobre todo en la detección de caudal o el funcionamiento de la válvula de expansión. Muchos usuarios se encontraron con el error E9 al intentar reiniciar sus equipos tras el apagón.
¿Estás pensando en renovar la calefacción de tu vivienda o instalar un sistema nuevo y no sabes si elegir radiadores o suelo radiante? Es una decisión importante que influye directamente en tu confort, tu consumo energético y hasta en la estética del hogar. En zonas como Madrid, donde el invierno alcanza los 0 °C y el verano supera los 35 °C, es esencial optar por un sistema que se adapte a tus necesidades reales.
Desde ManAIR S.A.T., servicio técnico especializado en climatización, te ayudamos a resolver esta duda comparando ambos sistemas de forma clara y práctica. Verás las diferencias en funcionamiento, eficiencia, instalación, estética, compatibilidad con aerotermia y mucho más.
¿Cómo funciona cada sistema?
Comprender el funcionamiento de radiadores o suelo radiante es clave para tomar una decisión informada. Aunque ambos sistemas utilizan agua caliente como fuente de calor, lo hacen de forma muy distinta, lo que afecta al consumo, al confort y a la instalación.
Radiadores: calor rápido, directo y localizado
Los radiadores calientan el aire por convección. El agua, calentada por una caldera o bomba de calor, circula por su interior y transmite el calor al ambiente. En la mayoría de los casos, los radiadores requieren temperaturas de 70-80 °C para ser eficaces, aunque existen radiadores de baja temperatura adaptados para funcionar con aerotermia.
Este tipo de sistema es perfecto si buscas:
Calor inmediato
Instalación sencilla
Control independiente por estancia
En la comparación entre radiadores o suelo radiante, los radiadores ganan en rapidez de respuesta, pero pierden en eficiencia y uniformidad del calor.
Suelo radiante: climatización invisible y eficiente
El suelo radiante distribuye el calor mediante un circuito de tubos instalado bajo el pavimento, por los que circula agua a baja temperatura (30-40 °C). Esto permite un reparto térmico más uniforme, menor consumo energético y una sensación de confort más envolvente.
En el análisis entre radiadores o suelo radiante, este último se impone si se busca:
Limitado, salvo instalaciones modernas con válvulas termostáticas
Uso ideal
Viviendas con uso continuo y buena envolvente térmica
Uso puntual, reformas parciales o segundas residencias
Inversión inicial
Alta (pero amortizable en 2-3 años)
Moderada
¿Qué sistema es más eficiente?
Uno de los factores clave a la hora de decidir entre radiadores o suelo radiante es la eficiencia energética. Y aquí, el suelo radiante parte con una ventaja clara.
Suelo radiante: máxima eficiencia a baja temperatura
El suelo radiante trabaja con agua a baja temperatura (30-40 °C), lo que permite:
Menores pérdidas térmicas
Mayor rendimiento de calderas de condensación
Compatibilidad total con bombas de calor, que alcanzan su mejor rendimiento a temperaturas moderadas
Según estudios y fabricantes, el suelo radiante puede suponer un ahorro del 25 al 40 % en consumo energético frente a sistemas tradicionales. Además, su distribución homogénea del calor evita sobrecalentar zonas concretas, lo que también mejora la eficiencia global.
Radiadores: respuesta rápida, consumo más alto
Los radiadores convencionales necesitan temperaturas más altas (70-80 °C) para calentar la estancia. Esto implica mayor esfuerzo por parte de la caldera, lo que:
Aumenta el consumo energético
Reduce la eficiencia del sistema
Genera picos de consumo si el uso es puntual
Ahora bien, si el sistema se actualiza con radiadores de baja temperatura o se sobredimensionan para trabajar con agua a 55-60 °C, pueden usarse con aerotermia, aunque la eficiencia sigue siendo inferior a la del suelo radiante.
¿Qué influye más: tipo de vivienda o hábitos de uso?
A la hora de elegir entre radiadores o suelo radiante, no basta con mirar el consumo o la estética. Es fundamental analizar cómo y cuándo se usa la vivienda, así como sus características de construcción.
Viviendas con uso continuado
Si pasas mucho tiempo en casa, trabajas desde allí o buscas un calor constante sin fluctuaciones, el suelo radiante es la opción más recomendable. ¿Por qué?
Su inercia térmica mantiene la temperatura durante horas aunque el sistema se apague.
Es ideal para mantener una temperatura estable las 24 h.
Encaja perfectamente en viviendas modernas bien aisladas, con carpinterías de calidad y buena orientación solar.
Además, en zonas como Madrid, donde los inviernos son secos y fríos, su funcionamiento uniforme mejora la sensación térmica sin resecar el ambiente.
Viviendas con uso puntual o segundas residencias
En cambio, si solo necesitas calefacción unas horas al día o en momentos concretos, los radiadores son más eficientes en la práctica:
Si hay un criterio decisivo para elegir entre radiadores o suelo radiante, ese es la eficiencia energética. En este punto, las diferencias son notables.
Suelo radiante: menos consumo, más ahorro
El suelo radiante trabaja a baja temperatura, lo que permite reducir el consumo energético entre un 25 % y un 40 % respecto a sistemas tradicionales con radiadores. Al cubrir una gran superficie emisora, requiere menos esfuerzo térmico para alcanzar la temperatura deseada.
Además, el suelo radiante es ideal para combinar con bombas de calor, ya que ambas tecnologías funcionan de forma óptima a bajas temperaturas.
Radiadores: mayor exigencia térmica
Los radiadores, especialmente los tradicionales, requieren temperaturas más altas para ser eficaces, lo que implica mayor consumo de gas o electricidad. Si bien existen radiadores de baja temperatura, su rendimiento sigue siendo inferior al de un sistema de suelo radiante bien dimensionado.
En resumen, si buscas un sistema eficiente para una vivienda habitual en Madrid, el suelo radiante es más económico a largo plazo que los radiadores, aunque su inversión inicial sea mayor.
¿Qué hay del confort y la salud?
Cuando se trata de bienestar en casa, elegir entre radiadores o suelo radiante no solo influye en el consumo energético, también impacta directamente en la calidad del ambiente interior y en la salud de quienes viven en la vivienda.
Suelo radiante: calor uniforme y saludable
El suelo radiante proporciona un tipo de calor muy distinto al de los radiadores tradicionales. Al distribuir el calor de forma uniforme desde el suelo hacia el techo, evita los cambios bruscos de temperatura y mantiene una sensación térmica constante en toda la habitación.
Además, elegir suelo radiante tiene ventajas para la salud:
No produce corrientes de aire que levanten polvo, ácaros o alérgenos.
Mantiene una humedad más equilibrada que los sistemas por convección.
Al no haber elementos visibles ni superficies calientes, es más seguro para hogares con niños o personas mayores.
Las personas que sufren de alergias, problemas respiratorios o sequedad ambiental suelen notar una mejora notable al cambiar radiadores por suelo radiante.
Radiadores: calor directo pero menos homogéneo
Por su parte, los radiadores calientan por convección, generando focos de calor localizados. Esto provoca que las zonas más cercanas al radiador estén mucho más calientes que el resto de la estancia.
Comparando radiadores o suelo radiante, este desequilibrio térmico es uno de los aspectos donde el segundo sistema destaca claramente.
Además, los radiadores tradicionales pueden resecar el ambiente si se usan a altas temperaturas y provocar movimiento de aire constante, que afecta a la calidad del aire interior.
Si el confort térmico y la salud ambiental son prioritarios en tu vivienda, el suelo radiante ofrece ventajas claras frente a los radiadores, especialmente en hogares con uso continuado de la calefacción y buena eficiencia térmica.
Consideraciones estéticas y de espacio
Cuando se elige entre radiadores o suelo radiante, no todo es eficiencia o consumo: el impacto visual y el espacio disponible también cuentan, especialmente en viviendas con limitaciones de metros o en reformas integrales.
Suelo radiante: calefacción invisible
Una de las grandes ventajas del suelo radiante es que no se ve. Al estar instalado bajo el suelo, libera completamente las paredes para decorar sin restricciones. No condiciona la ubicación de los muebles, ni obliga a dejar zonas despejadas cerca de los emisores de calor.
Esto lo convierte en una solución ideal para:
Interiores minimalistas o modernos
Espacios pequeños donde cada centímetro cuenta
Viviendas donde se prioriza la estética
Además, al no haber radiadores expuestos, se reduce el riesgo de golpes o quemaduras, lo que también suma en seguridad.
Radiadores: funcionalidad visible
Los radiadores ocupan un espacio físico en la estancia. Aunque existen modelos más compactos o con diseño decorativo, siguen requiriendo una zona libre de obstáculos para funcionar correctamente.
Este aspecto puede limitar la distribución del mobiliario, especialmente en habitaciones pequeñas, pasillos estrechos o salones con grandes ventanales.
Aun así, hay usuarios que prefieren los radiadores por su aspecto clásico o porque desean una instalación visible y accesible para mantenimiento o sustitución futura.
En términos de diseño interior, si priorizas el espacio libre y la libertad decorativa, el suelo radiante es la opción ganadora frente a los radiadores.
¿Qué sistema es más económico: radiadores o suelo radiante?
El coste es una de las preguntas más frecuentes al comparar radiadores o suelo radiante. Aunque ambos sistemas pueden adaptarse a distintos presupuestos, sus diferencias en instalación y consumo hay que analizarlas bien para tomar la decisión oportuna.
Suelo radiante: inversión alta, ahorro futuro
Instalar suelo radiante supone una inversión inicial más elevada. ¿Por qué?
Requiere obra: hay que levantar el suelo, instalar las tuberías, añadir aislamiento, mortero y realizar pruebas de estanqueidad.
Se necesita más planificación: el sistema debe ir perfectamente calculado para cada estancia.
Ahora bien, ese coste adicional se amortiza en pocos años gracias a su alta eficiencia y bajo consumo, sobre todo si se combina con una bomba de calor.
Para una vivienda de uso habitual en Madrid, bien aislada y con climatización eficiente, el suelo radiante puede suponer un ahorro energético anual de entre el 20 % y el 40 % respecto a otros sistemas.
Radiadores: menor inversión inicial
Los radiadores son más económicos de instalar, sobre todo si ya existe una instalación previa. Basta con cambiar o añadir unidades nuevas y conectarlas al circuito de calefacción existente.
Esto los convierte en la opción ideal si:
No quieres hacer reformas importantes
Necesitas una solución rápida y funcional
Tienes un presupuesto más limitado
Eso sí, el consumo puede ser mayor, especialmente si se usan radiadores tradicionales y no de baja temperatura. A la larga, ese mayor gasto puede igualar o superar el coste del suelo radiante, dependiendo del uso y del tipo de vivienda.
En resumen: si buscas una solución económica inmediata, elige radiadores. Si prefieres eficiencia y confort a largo plazo, apuesta por el suelo radiante.
Conclusión: ¿radiadores o suelo radiante?
La elección entre radiadores o suelo radiante no tiene una única respuesta válida para todos los casos. Ambos sistemas son eficaces, pero responden a necesidades, presupuestos y estilos de vida diferentes.
El suelo radiante destaca por su eficiencia, su confort térmico constante y su integración estética. Es ideal para viviendas modernas, con buen aislamiento, ocupación habitual y que se beneficien de un sistema como la aerotermia.
En cambio, los radiadores ofrecen una instalación más económica y una respuesta rápida. Son perfectos para reformas parciales, residencias con uso intermitente o usuarios que prefieren un sistema más sencillo y conocido.
Antes de decidir entre radiadores o suelo radiante, valora lo siguiente:
¿Vas a usar la calefacción de forma continuada o puntual?
¿Tienes buena eficiencia térmica en casa?
¿Estás dispuesto a hacer una obra o prefieres algo rápido?
¿Te interesa también la posibilidad de refrescar en verano?
En ManAIR S.A.T., analizamos cada caso de forma personalizada. Si estás en Madrid y quieres una climatización adaptada a tu vivienda, podemos ayudarte a elegir entre radiadores o suelo radiante con criterio técnico, realista y enfocado al ahorro a largo plazo.
Cada vez más personas se plantean la posibilidad de instalar aerotermia en pisos como alternativa al gas natural o a sistemas eléctricos tradicionales. Aunque durante años se pensó que este sistema solo era viable en chalets o viviendas unifamiliares, hoy sabemos que también puede funcionar perfectamente en pisos… siempre que se cumplan ciertas condiciones.
La aerotermia es una tecnología que aprovecha la energía del aire exterior para climatizar el hogar y generar agua caliente sanitaria. Funciona mediante una bomba de calor que extrae energía térmica del ambiente y lo transfiere al sistema de calefacción o ACS. Y todo ello con una eficiencia energética muy superior al aire acondicionado o una caldera de gas.
Entonces, ¿se puede instalar aerotermia en pisos? La respuesta es sí, pero depende de varios factores: el espacio disponible, la potencia contratada, el tipo de emisores y el nivel de aislamiento de la vivienda. Vamos a analizarlo en detalle.
¿Qué tipo de pisos pueden tener aerotermia?
La aerotermia en pisos es especialmente recomendable en viviendas de tamaño medio o grande, con consumo alto de calefacción y agua caliente. Cuanto mayor es el uso del sistema, mayor será el ahorro a medio plazo. De hecho, en un piso de 100 m² con buen aislamiento, el ahorro frente al gas natural puede superar los 350 €/año.
En pisos pequeños o con poco uso de la calefacción, también puede instalarse, aunque el retorno de la inversión será más lento. En estos casos, puede optarse por aerotermia solo para ACS, usando un aerotermo compacto que sustituya al termo eléctrico o al calentador de gas. Esta solución es especialmente útil en zonas donde no se requiere calefacción.
¿Qué ventajas ofrece la aerotermia en pisos frente a otros sistemas?
Mayor eficiencia: una bomba de calor aerotérmica puede alcanzar rendimientos de hasta 400 %. Es decir, por cada kWh que consume, puede generar hasta 4 kWh de calor.
Energía renovable: al utilizar el calor del aire, se reduce el uso de combustibles fósiles.
Bajo mantenimiento: no requiere revisión anual como las calderas.
Compatible con emisores existentes: en muchos casos, se pueden aprovechar los radiadores ya instalados.
Instalación sencilla si el piso dispone de espacio suficiente y permisos.
¿Tiene sentido instalar aerotermia en pisos pequeños?
Aunque es más rentable en viviendas con mayor demanda térmica, también se puede instalar aerotermia en piso pequeño. En estos casos, se recomienda:
Optar por un sistema monobloc para reducir el espacio ocupado.
Priorizar la instalación de aerotermia para ACS si no se necesita calefacción.
Asegurarse de tener un buen aislamiento térmico para aprovechar todo el potencial del sistema.
En pisos de 50 a 70 m², la inversión se amortiza en más años (entre 8 y 12), pero sigue siendo una apuesta segura a largo plazo gracias a la durabilidad de los equipos (más de 25 años) y al confort que ofrecen.
Requisitos para instalar aerotermia en pisos
Aunque la aerotermia en pisos es una solución cada vez más viable, requiere cumplir ciertas condiciones mínimas para que su funcionamiento sea eficiente, seguro y rentable. Aquí te explicamos los principales aspectos a tener en cuenta antes de decidirte a instalarla.
1. Espacio exterior disponible
Para que funcione correctamente, es necesario colocar una unidad exterior que capte la energía del aire. Esta unidad es similar a la de un aire acondicionado y se puede ubicar en:
Una terraza
Un patio interior
La fachada del edificio (previo permiso de la comunidad)
Lo importante es que tenga una buena ventilación y que el lugar no impida su mantenimiento o sustitución. En la mayoría de los casos, ocupará menos de 1 m³.
2. Espacio interior para el equipo
Además de la unidad exterior, la aerotermia en pisos requiere espacio para la unidad interior, que puede incluir:
Bomba de calor interior
Depósito acumulador de ACS (agua caliente sanitaria)
Intercambiadores y sistemas hidráulicos
El conjunto puede ocupar el espacio equivalente a una nevera o armario alto. Se suele colocar donde antes estaba la caldera: en la cocina, el lavadero o el tendedero cerrado.
3. Potencia eléctrica suficiente
Uno de los requisitos más importantes para instalar aerotermia en pisos es contar con una instalación eléctrica adecuada. La potencia contratada puede necesitar ampliarse entre 2 y 4 kW adicionales, dependiendo de:
El tamaño del piso
El aislamiento térmico
El número de personas que viven en la vivienda
El tipo de emisores (radiadores, fancoils o suelo radiante)
En un piso de 100 m², lo habitual es que la aerotermia funcione bien con una potencia total contratada de entre 5,5 y 7,5 kW.
4. Buen aislamiento térmico
La eficiencia de la aerotermia en pisos está muy relacionada con el aislamiento del edificio. Un piso mal aislado perderá calor en invierno y ganará temperatura en verano, obligando al sistema a trabajar más.
Mejoras recomendables:
Ventanas con doble acristalamiento
Eliminación de puentes térmicos
Aislamiento de paredes o techos
Instalación de persianas o cortinas térmicas
Un buen aislamiento puede mejorar la eficiencia del sistema hasta en un 30 %.
5. Permisos y normativa
Es imprescindible cumplir la normativa vigente. En algunos casos, puede requerirse:
Permiso de la comunidad de vecinos (si se instala en fachada o zonas comunes)
Licencia de obra menor (para intervenciones en la red hidráulica o eléctrica)
Proyecto técnico y boletín eléctrico si hay modificación de potencia
Un técnico especializado en aerotermia en pisos puede ayudarte a gestionar toda esta documentación y garantizar que la instalación cumple con la normativa local y nacional.
Tipos de emisores compatibles con aerotermia en pisos
Uno de los aspectos clave al instalar aerotermia en pisos es elegir el sistema de emisión térmica adecuado. La aerotermia funciona a baja temperatura, por lo que no todos los emisores ofrecen el mismo rendimiento ni el mismo grado de confort.
Radiadores de alta temperatura
Si ya tienes radiadores instalados y están en buen estado, es posible mantenerlos con una bomba de calor de alta temperatura, capaz de alcanzar hasta 80 °C. Esta opción permite:
Aprovechar la instalación existente
Ahorrar en reformas
Conservar el confort térmico clásico
Inconvenientes:
Menor eficiencia que con otros emisores
Solo sirve para calefacción, no para refrigeración
Mayor coste del equipo
Esta opción es muy habitual cuando se cambia una caldera de gas por aerotermia en pisos sin hacer reforma completa.
Suelo radiante (y refrescante)
Es la solución más eficiente y confortable. Se instala bajo el pavimento y permite tanto calefacción en invierno como refrigeración en verano.
Ventajas:
Reparte el calor de forma uniforme
Ahorra energía al funcionar a baja temperatura (35–45 °C)
Compatible con equipos de aerotermia estándar
Ocupa cero espacio visible
Desventajas:
Requiere reforma y obra
Mayor coste inicial
Tiempo de instalación más largo
En proyectos de reforma integral o viviendas de nueva construcción, suelo radiante y aerotermia en pisos forman una combinación ideal.
Fancoils
Los fancoils o ventiloconvectores son emisores que funcionan tanto para calefacción como para refrigeración. Se instalan en pared, suelo o techo, y se conectan al sistema de aerotermia mediante conductos de agua.
Ventajas:
Instalación rápida
Coste intermedio
Climatización en dos direcciones
Muy adecuados en zonas húmedas (donde el suelo refrescante puede generar condensación)
Desventajas:
Ligeramente más ruidosos que otros sistemas
Menor confort que el suelo radiante
Requieren mantenimiento regular del ventilador y filtros
¿Cuándo compensa instalar aerotermia en pisos?
La rentabilidad de la aerotermia en pisos depende de varios factores:
1. Superficie y consumo
En pisos grandes (100 m² o más): el consumo de calefacción y ACS justifica la inversión, que puede amortizarse en 5–7 años.
En pisos pequeños (menos de 70 m²): se gana sobre todo en confort, pero el retorno de la inversión es más lento (8–12 años).
2. Estado del sistema actual
Si tu caldera es antigua, da fallos o tiene baja eficiencia, cambiar a aerotermia puede ser una gran mejora.
También es una buena opción si no tienes acceso a gas natural o quieres eliminar el consumo de combustibles fósiles.
3. Situación del edificio
Si tu edificio tiene buen aislamiento, la aerotermia te aportará un gran ahorro energético.
Si además hay posibilidad de instalar placas solares (previo acuerdo de la comunidad), el ahorro será aún mayor.
Conclusión: ¿merece la pena la aerotermia en pisos?
Instalar aerotermia en pisos es cada vez más habitual, no solo por el ahorro, sino también por el confort térmico, la sostenibilidad y la posibilidad de eliminar por completo el gas o el gasóleo.
Eso sí, no todas las viviendas cumplen las condiciones ideales. Por eso, lo más recomendable es consultar con un técnico especializado en aerotermia, que pueda estudiar tu caso y diseñar una solución a medida.
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